Aquí presento un articulo publicado por prensa latina
http://www.prensa-latina.cu/article.asp?ID=%7BFF4D64AF-66BA-4E11-A9B9-EAC5BA2B13C6%7D)
en el cual se le hecha un vistazo a la real situación acontecida en el gigante asiático, y como han manipulado la información los medios de prensa y gobiernos occidentales para boicotear la sita olímpica de este año, sin mas les dejo el articulo de gran calidad tanto de contenido como de redacción, yo nunca escribiré así pues no soy periodista, pero ya que otros lo hacen aquí dejo el contenido para que mis amigos de la blogosfera puedan disfrutar de el; puesto que en internet cuando busquen acerca del tema nunca verán información parecida a esta, pues esta que es la verdad, es ocultada por todos.
¿Francia contra Juegos Olímpicos de Beijing?
Fausto Triana
París, 26 mar (PL) La desproporción informativa en Francia en torno a los sucesos del Tibet, dejó abierto el camino a declaraciones poco diplomáticas en torno a un eventual boicot a los Juegos Olímpicos de Beijing de agosto próximo.
Notoria falta de objetividad y comentarios siempre negativos, sin contraste alguno de los comunicados emitidos por el gobierno de China, llaman la atención en el contexto de una campaña orquestada en Occidente para sabotear la cita deportiva estival.
La administración del gigante asiático se mostró estupefacta por la distorsión del asunto que ha dado Occidente al caso.
Si Beijing habla de 19 muertos como consecuencia de la violencia de los manifestantes, sus críticos mencionan a más de 200, sin importar las informaciones ofrecidas en detalles en torno a los acontecimientos de Lhasa, la capital del Tibet.
La agencia china Xinhua calificó de arrogantes a algunos medios occidentales.
Se lamentaba de que “no importa lo que la prensa china diga sobre las atrocidades de los alborotadores de Lhasa: ellos ya tienen en mente un titular, en el cual la autoridad pública es malvada y los que protestan son vulnerables”.
China Daily se refirió por su parte al malestar de muchos colectivos chinos en el exterior alejados del gobierno y destacó iniciativas para hacer frente a lo que consideran “hegemonía de la visión occidental de los hechos”.
Si bien era esperado que ocurrieran cosas así en el año del encuentro cuatrienal de la actividad atlética en el mundo, la voracidad con intenciones devastadoras del circo mediático irrumpió en el escenario de forma muy peligrosa.
Al final, los mayores perdedores de esta cruzada con sabor a guerra fría, son los deportistas, muchos de los cuales están siendo conminados a pronunciarse con preguntas bien distantes de la objetividad por parte de los colegas franceses.
¿Qué le parece la represión en el Tibet y los crímenes cometidos por el gobierno chino en esa región?, es la pregunta que lanzan los reporteros galos a sus atletas, desconociendo los más elementales signos de la ética y la imparcialidad que supone el periodismo.
Es una guerra, suavizada en sus términos por el vocablo mediático, pero guerra al fin, descarnada. China deberá apelar a su reconocida filosofía de la paciencia, para enfrentar esta ofensiva sin precedentes.
Ni siquiera el programado boicot bajo el liderazgo de Estados Unidos contra los Juegos de Moscú-80 tuvo el impacto en la prensa que actualmente recaba el caso del Tibet. Hecho fortuito, para nada. Sólo los incautos pueden creer en algo así.
En esta Francia que se enorgullece por haber sido sede en el Palacio de Chaillot de París de la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos hace 60 años, se minimiza cada día el impacto sangriento de la agresión a Iraq.
Seis años de guerra impulsada por Estados Unidos y Gran Bretaña contra el país árabe, más de cuatro mil soldados norteamericanos muertos y el caos en la vida civil iraquí, con cientos de miles de fallecidos por causas violentas, ocupan espacios reducidos.
Iraq no tiene el impacto en los medios franceses que supondría la trascendencia de la escalada militar del Pentágono en el mundo. Es menos sensacionalista y el conteo de decesos se convierte en un problema estadístico menor.
Empero, las imágenes del Tíbet, entrevistas con el Dalai Lama y la extraña coincidencia de su visita programa a Francia en medio de los Juegos Olímpicos, hacen crecer sospechas de conspiración.
La televisión local no tiene espacios para mostrar el desarrollo de la vida normal en Beijing, ni de la calidad de la organización de los Juegos.
Con el trabajo de edición, se hacen milagros. Aparece el caos por doquier, no importa si la protesta es de 100 personas. Se ignora a los otros más de mil millones de chinos que habitan en este Planeta.
Si Occidente persiste en esta idea y Francia pretende jugar cierto liderazgo en esta campaña, las consecuencias pueden ser fatales para el movimiento olímpico internacional y también, para el equilibrio político mundial.
